jueves, 9 de noviembre de 2006

XI TRIATLON VILLA DE ROTA - 3 de septiembre de 2006

Me he reencontrado con el Triatlón de Rota, el pasado 3 de septiembre.
La noche antes mi padre me da una sorpresa.
Mi padre me sorprende la noche antes diciendo que quiere venir.
No es que me importe, pero si ya no entendía mucho esto, peor va a ser cuando me vea echar los higadillos por la boca, con mi flamante mono de triatlon nuevo, que parece que estoy disfrazado de superatleta, o que estoy a medio travestir.


Al final entre, ponte bien y estate quieto, mete la bici en este coche o en aquel, y etc, pues llegamos con retraso a Rota.
Retiro mi dorsal seguramente el último, y soy el último en abandonar los boxes apresuradamente y correr hacia la playa donde ya están todos. ¡Que mal rollo!
Solo tengo tiempo de remojarme un poco. Ni calentar ni nada. Y encima, el viernes (dos días antes), después de un violento estornudo se me cogió un tirón en cuello y espalda, que solo el mismo día del triatlon, he dejado de sentir.

Me estoy colocando en la línea de salida, coloco las gafas, y sin previo aviso suena la bocina, cogiéndonos a muchos desprevenidos.
Entro en el agua de los últimos.

Estoy frío y voy incómodo. Mucha gente, me abro en la primera boya , para no pegarme con ellos. Nado totalmente agobiado, sin ritmo. Respirando a cada brazada.
Se me hace eterno.
Al fin doblo la segunda boya dirección a la orilla. Un triatleta desorientado, nada al principio paralelo a mi, pero lugo me corta por delante y se desvía, y me hace parar.
Al fin la orilla. No miro para atrás, pero tengo la sensación de que llevo muy pocos detrás.
Corro sin aliento por la playa, entrego el gorro a los jueces. Corro por la tarima de madera, hasta que me salgo a la arena, poniéndome tibio.
Afortunadamente hay barreños con agua para limpiarse, y me meto en uno de ellos.

Corro a la bici. La transición muy rápida con las novedades técnicas. Mi mono, las tancas en la zapatillas.
Pierdo unos segundos buscando el bidón de la bici dentro de mi mochila.
Y ya estoy en la bici. Salgo disparado y aprieto muchísimo. Estoy cansado antes de acabar la primera vuelta y..... no se cuantas son. Como llegué con el tiempo justo no he tenido tiempo de enterarme.

Después de hacer mi pequeña encuesta entre los participantes, que me adelantan, concluyo que son cuatro.
¡Cuatro vueltas!

Ruedo lo rápido que puedo, alcanzo un grupo de tres, que van lentos para mí, y me voy de ellos.
Al rato cojo a otros dos, que me vienen bien, pero al poco aparece un tercero que nos impone una disciplina.

Nos grita, "Así, juntos mejor".
Se pone en cabeza y le oigo decir "Venga todo el rato entre 30 y 31 .
Si son KM/h, yo nunca he rodado con esas medias.

Efectivamente al rato se me va sin que pueda evitarlo, llevándose a dos y dejándome al mas flojito de forma. Lo acompaño un rato y lo paso.
Vuelvo a rodar solo. Como siempre.

Ni que decir tiene que los grupos buenos (y los menos buenos), me doblan antes de que acabe. Esto a efectos prácticos, es que consiguen sacarme mas de 5 Km de ventaja sobre los 20 del recorrido.
Cuando uno de esos grupos me está doblando oigo a mi espalda el sonido inequívoco de una gran piña.

No me giro, pero algunos gritan a los voluntarios para que den aviso.
Aunque en general el recorrido es respetado por el público, un viejito está apunto de causarme un problema cuando decide cruzar la carretera con su perrito, justo delante mía.

La cuarta vuelta la hago a gusto. He cogido un ritmo constante. Me cuesta bastante levantarme para pedalear en el pequeño repecho que hay cerca de meta.
Dejo la bici un poco reventado.

Allí está mi padre con una botella de agua, que me pasa por encima de la valla. Ahora lo pienso y quizás esté prohibido por el reglamento Tres grandes sorbos y a correr.

Un Juez malencarado me grita que me ponga el dorsal delante y acompañado de una amenaza que no escucho.

Entro a correr hecho polvo. En las dos vueltas no logro coger un buen ritmo. Me limito a llevar el que puedo. Y me adelantan bastante.

Mucho calor ya a esa hora. Me vacío las botellas de agua fría por encima.

Último Km. Estoy sufriendo, pero he notado como detrás alguien me sigue. Permanece un rato a mi ritmo.
Está buscando adelantarme en la meta. Casi no me quedan fuerzas y mis pulsaciones van a 1000, pero decido ponérselo difícil al buitre que llevo detrás.
A 100 metros de la meta comienza a adelantarme, y sacando fuerzas de donde puedo, esprinto a mi vez. Le aguanto el pulso 20 metros o así.
Le miro de reojo la cara, y veo que ríe por la defensa que estoy haciendo. Entonces me río yo también de la situación, y acabo por aflojar. Los dos entramos sonriéndonos, por la satisfacción de llegar, y por el absurdo de la lucha última. Nos peleábamos por la posición 175 de 200 triatletas.

Voy a estallar

Entro en meta. El cronometro marca 1 h 28 min. Es un mazazo para mi porque me creía en buena forma, además de las mejoras en el material y la transición.
El año pasado hice 1h 27 m 50 s. Casi lo mismo.

Todo el mundo parado detrás de la línea de meta. Una muchedumbre ¡con el calor que hace! y yo entrando con el corazón a tope, parada en seco. Me abro hueco, y doy un par
de vueltas por ahí para calmar mis pulsaciones.
Analizando los tiempos ahora, me doy cuenta que este año, han debido poner mas distancia en la natación, pues todos los triatletas han tardado por término medio algo mas de 2 minutos mas en ese segmento. Incluido yo.
Mi bici, ha sido mejor que el año pasado, y la carrera ligeramente peor.
En definitiva un resultado muy parecido al del año pasado.

El triatlón, fue ganado por el triatleta Samer, de 23 años, y participante de las pruebas de la copa del Mundo. Un lujazo.

También participa entre las mujeres una triatleta sevillana, María Pujol de las mejores del país.
Se comenta que este año, el nivel general de la prueba ha aumentado. No hay tanto novato como otros años.

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